lunes, 18 de agosto de 2025

¿FALTABA ALGO, O SOBRABA?


    “Se acercó uno a Jesús y le preguntó: ‘Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna?’ Jesús le contestó: ‘¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos’. Él le preguntó: ‘¿Cuáles?’ Jesús le contestó: ‘No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo’. El joven le dijo: ‘Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta?’. Jesús le contestó: ‘Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes, da el dinero a los pobres –así tendrás un tesoro en el cielo– y luego ven y sígueme’”(Mt. 19, 16-21).


    Jesús encuentra a un joven que parece sincero, recto, muy motivado. No es un fariseo que tiende trampas, ni tampoco alguien que desprecie la ley, sino una persona que busca con empeño y que desea la vida eterna. Pero en su pregunta ya se manifiesta alguna inquietud: sabe que hay algo más… aunque todavía no lo haya identificado. Y Jesús, antes de responder, le recuerda que todo bien verdadero nace de Dios: “Uno solo es Bueno”. No hay otro fundamento.


    Luego, con sabiduría y paciencia, Jesús le recuerda los mandamientos: no son un camino anticuado, sino la senda de la vida. Y el joven le responde afirmando con rotundidad que los ha cumplido. Pero eso no basta. No porque los mandamientos no sean importantes, sino porque Jesús lo mira con amor y ve su corazón entero, llamado a algo más: “Si quieres ser perfecto…”. No se trata de un precepto sino de una invitación; no es una obligación, sino una llamada. Jesús lo invita a consagrarse enteramente a Él, a seguirlo sin reservas, a soltar lo que le estorbaba, aunque no fuera malo en sí. Porque cuando los bienes se convierten en peso, cuando distraen del amor total, hay que soltarlos para ser libres. El seguimiento de Jesús reclama centralidad, decisión, audacia.


    También a nosotros nos hace falta ordenar la vida, centrarla. No basta con ser “buenos” a secas, con cumplir lo prescrito. Se trata de amar y de seguir a Jesús, de ponerlo en el centro. Eso exige desprendimientos, sí, pero sobre todo exige amor. Que Jesús no sea un elemento más entre muchos, sino el todo. Que sea Él quien determine nuestras opciones, prioridades y renuncias.


    Oh Jesús mío, que no me quede en el cumplimiento externo de la ley, ni en el consuelo de recordar lo que ya he hecho. Llámame, atráeme, sedúceme, y haz que todo lo demás me parezca poco comparado contigo. Así sea.

2 comentarios:

  1. "Nos hace falta ordenar la vida, lo cual exige AMOR". Toda la reflexión es una llamada a hacer introspección de como estamos viviendo nuestro ser seguidores de CRISTO. Muchas gracias P. Orta por la motivación...

    ResponderEliminar
  2. Muchas "de nada". Y como nos dice san Ignacio en sus "Ejercicios espirituales", no hay que olvidar que el amor debe ponerse en las obras más que en las palabras.
    Un cordial saludo y mi bendición,

    ResponderEliminar