miércoles, 1 de septiembre de 2021

El Compañero de Tobías

         Estamos terminando el verano y, probablemente hemos apurado las vacaciones. Pero quizá estos meses vividos puedan aportarnos también alguna enseñanza. En los meses de verano se suelen emprender viajes. Uno quizá le hace una buena revisión a su coche, o compra los billetes de avión o de tren, prepara las maletas, se provee de una guía turística y de un plano de la zona que se propone visitar, y ... ¡en marcha!

         Independientemente de la situación sanitaria hoy resulta mucho más fácil viajar que en otras épocas. La comodidad y rapidez de los medios de transporte, la seguridad de las carreteras, y la abundancia y fiabilidad de los alojamientos, animan a muchos a partir.

         Pero no siempre ha sido así. En la Biblia, por ejemplo, leemos cómo preparó su viaje un joven, llamado Tobías, que tuvo que partir a una tierra lejana para cobrar una deuda. 

         Su padre, Tobit, le dijo: "Ahora, hijo, busca un hombre de confianza que vaya contigo..." Y aceptando el consejo, "salió Tobías a buscar un hombre que conociera la ruta" (Tb.5,3-4).

         ¡Cuestión de seguridad y de sentido común!


         Los cristianos de todos los tiempos están invitados a efectuar una peregrinación. El destino es la patria celestial de la que somos ciudadanos y donde el Padre nos aguarda con sus brazos abiertos. El camino es la vida, pero es un camino del que parten a cada tramo senderos, rutas que se bifurcan y entrecruzan formando un auténtico laberinto.

         ¡Qué difícil es atinar entonces con el camino más corto! ¡O al menos con uno que conduzca ciertamente hasta la meta!

         Estaremos de acuerdo en que no resulta complicado escoger entre lo blanco y lo negro. Eso es fácil. Pero no lo es tanto el discernir en esas amplias zonas grises que con tanta frecuencia se dan en el corazón del hombre y en las realidades humanas.

         Jesús nos dijo: "Entrad por la entrada estrecha; porque ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdición...; mas ¡qué estrecha es la entrada y que angosto el camino que lleva a la Vida!; y pocos son los que le encuentran" (Mt.7,13-14).

         Personalmente no creo que Jesús simplemente quisiera decirnos que ese camino que lleva a la Vida sea duro y esforzado, y el de la perdición fácil. De hecho Él nos dijo también que su “yugo era llevadero y su carga ligera” (Mt.11,30). Lo que principalmente creo que nos está diciendo es que el camino de la Vida es difícil de ver, porque es estrecho, y el peligro es saltárselo; mientras que el otro se advierte fácilmente pues es ancho. ¡Es sobre todo cuestión de vista! 

         Pero como repetimos a menudo, "cuatro ojos ven más que dos".


         Si preparamos bien nuestros viajes, ¿por qué no buscamos también guías o compañeros, como Tobías, para el camino de la vida?

         Él fue guiado, sin saberlo, por un ángel, que le condujo sorteando peligros y aprovechando insospechadas oportunidades, hasta alcanzar mucho más de lo que salió a buscar.

         El acompañamiento o dirección espiritual supone el mismo dinamismo: buscar a un hombre de confianza, a un hombre experimentado en los caminos del Evangelio, que pueda ayudarnos a avanzar en la vida cristiana, a discernir sus obstáculos. Alguien que me estimule cuando el cansancio ponga plomo a mis piernas, y me oriente para salir pronto de los laberintos en que me meta. Que me sugiera los "buenos negocios" que pueda realizar, y me aconseje en las decisiones complicadas.

         Santa Teresa de Jesús, una auténtica maestra de espíritus, apreció mucho este ministerio eclesial, y quiso que sus monjas, fuera cual fuera el grado de su aprovechamiento espiritual, dispusieran siempre de buenos directores.


         Quizás tengamos que comenzar a desmitificar lo que supone tener un director espiritual (ni una cosa de tiempos pasados, ni nada que sirva para darnos importancia). Pedirlo al Señor como una gracia, como un regalo de su Corazón; y una vez alcanzado, agradecerlo, serle muy leal y, lo más difícil, ¡dejarnos ayudar!