miércoles, 26 de febrero de 2025

BASTA CON NO ESTAR DISTRAÍDOS

                        

(Leí hace tiempo: Basta con no estar distraídos para quedar maravillados”. Hoy, al recordarla, he meditado y orado):


    A veces vivimos atrapados en el torbellino de nuestras preocupaciones espirituales y materiales. Nos angustia el pasado, que con frecuencia nos atormenta con sus sombras y nos hace caer en el escrúpulo. Nos inquieta el presente, porque nos sentimos frágiles, amenazados, conscientes de nuestras carencias y debilidades. Nos asusta el futuro, con su carga de incertidumbre y temor. Y sin embargo, la solución no es tan lejana ni tan complicada: basta con no estar distraídos.


    Si dirigimos nuestra atención al momento presente, si nos centramos en lo que estamos haciendo y procuramos hacerlo con todo nuestro empeño, con amor y con esmero, todo lo demás empieza a desvanecerse. El pasado deja de ser una amenaza, el presente se convierte en un lugar habitable y el futuro pierde su tiniebla. La realidad, vivida con intensidad y entrega, disipa los fantasmas que nos inquietan.


    Nos cuesta vivir el presente porque nuestra mente vaga en otras direcciones: lo que fue, lo que pudo haber sido, lo que tememos que suceda. Pero Dios nos espera aquí y ahora, en cada instante. “Ahora” es el único tiempo real del contemplativo. “Aquí “ es el templo del Espíritu Santo, el lugar donde Dios nos espera y donde podemos adorarle en espíritu y verdad. Y Él nos llama a realizar su obra sin acordarnos de nada más, con confianza y abandono. No se trata de olvidar nuestras responsabilidades, sino de vivirlas plenamente, con la certeza de que Él sostiene nuestra existencia.


    Señor, concédenos la gracia de vivir atentos, de no estar distraídos, de sumergirnos en la tarea de cada día con todo el amor de que somos capaces. 

    Danos la capacidad de encontrarte en cada cosa que hacemos, en cada pequeño gesto de amor. Enséñanos a ver la belleza del momento presente y a abandonarnos con confianza en tu providencia, sin miedo al futuro ni cadenas del pasado. 

    Que podamos maravillarnos ante la grandeza de cada instante, descubriendo tu presencia en lo sencillo, en lo cotidiano, en lo real. Que tu paz nos inunde y nos sostenga, para que, olvidados de nosotros mismos, vivamos solo para ti, entregados a cumplir tu voluntad. Amén.




No hay comentarios:

Publicar un comentario