viernes, 1 de abril de 2022

El hombre propone...

Un refrán castellano afirma que "el hombre propone y Dios dispone". Sin embargo, cuando vemos nuestro mundo asolado por tantas calamidades, uno se pregunta si Dios dispone realmente estas cosas. Por ejemplo, que en tiempo de pandemia se exacerbe la desconfianza mutua, y se estimule el egoísta “sálvese quien pueda” que ha permitido que tantos ancianos fallecieran en la más terrible soledad y abandono, y tantas otras personas de todas las edades lo hicieran sin el auxilio de los sacramentos de la Iglesia. Que una guerra cruel ensangrentara de nuevo el suelo de la vieja Europa, con la secuela de miles o millones de refugiados y una crisis económica que no ha hecho sino apuntar. Que los intereses inconfesables de los poderosos de este mundo, arrojara a millones de personas y a pueblos enteros a la más estrecha pobreza. Que el aborto, un “crimen abominable” según todos los últimos Romanos Pontífices, se erija en uno de los irrenunciables derechos humanos, y se persiga con saña a cualquiera que se oponga, incluso con la oración, a semejante maldad. Que se prefiera ahorrar el dinero de cuidados paliativos para los enfermos incurables y se les ofrezca a cambio, como única alternativa viable para los que no son ricos, la eutanasia. Etc., etc.

A primera vista parece que el refrán con que comenzamos este artículo contiene más verdad enunciado de una forma inversa. Es decir: "Dios propone y el hombre dispone". Y de esta manera Dios propone los Diez Mandamientos, por ejemplo, y el hombre dispone si los cumple o no; Dios propone la vida, propone el hermano, propone la compasión... Y el hombre, cuando quiere, dispone la muerte, el enemigo, la desconfianza y el odio.

Entonces surgen nuevas preguntas en nuestro horizonte. Si es el hombre quien dispone ¿dónde queda la Omnipotencia de Dios?, ¿en qué sentido afirmamos que Dios "lo puede todo"?


Por "poder" se entiende, habitualmente, la capacidad de alguien para imponer su voluntad. De esta manera:

-hay un poder económico por medio del cual uno puede poner a otros hombres (o pueblos) a su servicio, utilizando su fuerza, su inteligencia y su capacidad de trabajo en provecho propio; 

-hay un poder político por medio del cual uno puede configurar la organización social según sus propias convicciones, imponiendo leyes, ordenando impuestos, limitando libertades, etc.; 

-hay un poder militar mediante el que se frenan las ambiciones de los países vecinos, o por medio del cual se ejerce presión en el plano internacional para conseguir unos fines precisos como por ejemplo obtener riquezas, alcanzar mayor seguridad propia, o restablecer la paz entre países beligerantes, imponiéndola a las partes, aunque éstas no quieran.

En el fondo, como podemos comprobar, este tipo de poder es siempre manipulador. Y aquí es cuando conviene establecer una diferencia con el Poder de Dios, ese Poder del que muchos ya desconfían abiertamente.

El Poder de Dios es el poder del Amor, no el del dinero, o el de los votos, o el de las armas. El gran Poder de Dios no es un poder manipulador, sino un poder liberador, un poder que nos hace libres con la libertad de los hijos, con una libertad divina. Un Poder que no crea esclavos, sino hijos semejantes al Padre.

Ese Poder de Dios se manifestó al mundo envuelto en debilidad humana: pobreza, insignificancia, anonimato... "Pero a cuantos le recibieron” -dice san Juan en el prólogo a su Evangelio (1,12)- “les dio potestad de ser hijos de Dios".


No obstante hemos de comprender que el amor es impotente si no es correspondido, y  por ello el Poder de Dios no despliega su admirable virtud si no es aceptado en la fe y en el amor, y entonces puede llegar a producir los más extraordinarios milagros. Este es el designio divino desde la eternidad.

Dios no cesa de proponernos su voluntad amorosa, no se cansa de invitarnos a que aceptemos de corazón su Reinado sobre nuestras vidas y sobre nuestro mundo. Y quizás también se lamenta, como un día hizo frente a Jerusalén: "¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos como la gallina reúne a sus polluelos debajo de las alas, y no habéis querido!" (Lc.13,34).

El fracaso de Jesús en su misión respecto a Jerusalén nos ayuda a ver hasta qué punto es cierto este nuevo refrán de que es "Dios quien propone, y el hombre el que dispone".

Dios no "tiene suerte por poderlo todo", como afirmaba un niño pequeño, y como piensan muchos mayores. Por eso no ambicionamos tampoco para nosotros ese éxito mundano que Él no siempre obtuvo. Simplemente, en el gozoso tiempo pascual que comenzaremos este mes, invocamos repetidamente la fuerza del Resucitado, es decir, la gracia que desborda del Corazón de Cristo ("así como del sol descienden los rayos, y de la fuente las aguas" dice san Ignacio en sus “Ejercicios espirituales” nº 237), para que nos inunde con su luz y vengamos a ser "perfectos en el amor".


3 comentarios:

  1. Buenas noches PADRE ORTA, le agradezco su escrito del 1 de abril. DIOS le bendiga y proteja.

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  2. Nunca pensé que volvería a curarme de mi herpes, me diagnosticaron herpes genital desde julio del año pasado, hasta que un día investigué en Internet donde vi a alguien que dio testimonio de cómo el Dr. Ogala lo ayudó a curar su herpes. con su medicina herbal natural, me sorprendió mucho cuando vi el testimonio, y también tengo que contactar al médico herbal (Ogala) para que me ayude. Me envió su remedio y me curé por completo dentro de las 2 semanas de tomar el remedio. Estoy muy agradecida con este hombre porque me ha devuelto la salud y me ha hecho feliz de nuevo. Cualquier persona que pueda estar enfrentando el mismo problema o cualquier enfermedad de transmisión sexual debe comunicarse con el Dr. Ogala por correo electrónico: ogalasolutiontemple@gmail.com o WhatsApp +2349123794867

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