martes, 11 de febrero de 2025

LA CLAVE DE LA DIGNIDAD HUMANA

    Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y mujer los creó. Dios los bendijo; y les dijo Dios: Sed fecundos y multiplicaos, llenad la tierra y sometedla” (Gen. 1, 27-28). 


    Señor, meditar este texto de tu Palabra nos lleva al Génesis, al origen de todo. En él nos recuerdas que, no somos el resultado de fuerzas ciegas del universo, sino el fruto de tu amor creador. Nos has hecho a tu imagen, dándonos una dignidad incomparable, elevándonos por encima de toda criatura viviente que habita la tierra. Ningún ser, en el ámbito de lo visible, puede reclamar este privilegio: ser imagen tuya.


    Además, desde el principio, nos regalaste todo. Cada criatura, cada paisaje, cada pequeño detalle es un don de tu amor paternal. Pero no nos hiciste propietarios egoístas, sino administradores fieles, delegados tuyos para cuidar y hacer crecer lo que Tú comenzaste. Nos has dado la misión de someter la tierra, no como un acto de dominación cruel, sino como un acto de servicio responsable. Estamos llamados a descubrir en la creación el reflejo de tu sabiduría y bondad, usándola con gratitud y reverencia hacia ti, porque en todo dejaste impresas tus huellas.


    Varón y mujer nos creaste, Señor, y en esta complementariedad rastreamos tu misterio. Ambos, el hombre y la mujer, reflejamos Tu imagen con igual dignidad y belleza. Cada uno aporta al otro lo que le falta, y juntos alcanzan una plenitud que no podrían alcanzar solos. Y esta unión no es solo una llamada a la comunión, sino a la fecundidad. En la familia humana, en el amor mutuo, encontramos tu reflejo, oh Señor, porque Tú mismo eres comunión de amor en la Trinidad.


    Señor, también nos recuerdas que, aunque el hombre necesita de todo lo que Tú le has dado, no es esclavo de lo creado, sino su señor. Nos llamaste a servirnos de la tierra, pero no a idolatrarla. Este equilibrio solo se logra cuando reconocemos que Tú eres el Señor de todo, y que nosotros somos tus hijos, llamados a caminar en obediencia y gratitud.


    Padre Eterno, gracias por crearnos a tu imagen y confiarnos la creación. Haznos fieles en el amor y en el cuidado de lo que nos has dado, viviendo siempre en constante acción de gracias. Amén.



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