En el evangelio Jesús nos hace una invitación: venir para estar a solas con Él. En medio de la agitación del día a día, del trabajo, las preocupaciones y las múltiples ocupaciones, corremos el riesgo de olvidar lo esencial: nuestro tiempo con Dios. Y este tiempo no es un lujo ni una ocupación secundaria, sino una necesidad vital.
Santa Teresa de Jesús definía la oración como un “estar muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama”. Es la forma en que descansamos en Dios, como los discípulos que, tras la fatiga de la misión, son llamados por Jesús a retirarse con Él.
Así como necesitamos comer, beber y respirar para sostener nuestro cuerpo, nuestra alma también necesita el alimento de la oración. Sin ella, nuestra vida espiritual se debilita, nos volvemos frágiles ante las dificultades y perdemos el sentido de lo que hacemos.
Vivimos en un mundo acelerado. Tenemos tiempo para el trabajo, la familia, el entretenimiento, el descanso físico, el deporte, las redes sociales… pero muchas veces no encontramos tiempo psicológico para Dios. Es decir, aunque objetivamente haya momentos en los que podríamos orar, nuestra mente está ocupada, distraída, fatigada. Nos cuesta parar y centrarnos en lo esencial.
Jesús nos recuerda que el descanso verdadero no consiste solo en cesar la actividad, sino en ir a Él, en estar con Él, en dejarnos renovar por su presencia. Y este descanso no es una evasión de la vida, sino lo que nos permite vivir mejor, con más sentido, con más paz y amor.
Dios no necesita nuestras oraciones, pero nosotros sí las necesitamos. No depende Él de nuestro tiempo o de nuestras palabras, sino que somos nosotros los que necesitamos estar con Él para encontrar luz, fuerza, guía, consuelo y perdón. La oración no cambia a Dios, sino que nos cambia a nosotros.
Que nuestra respuesta a la invitación de Jesús en el Evangelio de hoy sea un “SÍ” decidido. Que busquemos esos momentos de encuentro con Él, sabiendo que no son una carga pesada, sino un descanso verdadero. Porque en la oración no estamos solos, sino que estamos con el que “sabemos que nos ama”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario